Antes de la construcción del Puente de Williamsburg en 1903, Williamsburg era un refugio para los ricos de la ciudad. Después, se convirtió en un destino atractivo para los inmigrantes judíos, italianos y polacos. Cuando la Revista New York lo proclamó "la nueva bohemia" hace unos 20 años, fue exactamente en eso en lo que se convirtió. Con los altos precios del SoHo y el East Village, los jóvenes creativos se trasladaron a los almacenes y lofts de Williamsburg. Luego, siguieron rápidamente el nuevo dinero y los nuevos habitantes, que han propiciado una enorme variedad de restaurantes, bares, discotecas y tiendas que compiten con cualquier barrio de la ciudad. De hecho, se ha vuelto tan popular ahora que los artistas que disfrutaron de los alquileres baratos de la "nueva Bohemia" han tenido que emigrar al este a Bushwick para conseguir un estudio. El lado sur del barrio es todavía un poco más tranquilo con una fuerte comunidad judía ortodoxa. El tren L va directamente a Union Square y los trenes M y J al centro y al Uptown desde la Avenida Marcy.
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